15/11/2021 – Con una paritaria del 50 por ciento y varios bonos, este viernes se cerró la negociación.

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Después de un mes y medio de negociaciones, formales e informales, este viernes se logró cerrar la actualización de la paritaria de los trabajadores lecheros.

En una negociación que tuvo en el medio un paro promovido por la Asociación de Trabajadores Lecheros de la República Argentina (Atilra), en contra de la primera iniciativa del Gobierno respecto a la idea de intervenir SanCor con un grupo de empresarios amigos, que llamativamente no tuvo mención en estos últimos encuentros que concluyeron a pocas horas de las elecciones legislativas y coincidiendo con el vencimiento de la conciliación obligatoria por aquella protesta.

En el encuentro en el que estuvieron representantes del Centro de la Industria Lechera, de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas y de Atilra, se acordaron varios puntos de ajuste, respecto a la paritaria que se había cerrado en el cuarto mes de este año.

Con las remuneraciones de octubre se comenzará a pagar una actualización del salario del 25 por ciento respecto a abril pasado hasta donde había llegado la negociación anterior, pagándose de forma retroactiva y no remunerativa, un cinco por ciento más en referencia a noviembre. Otros cinco puntos en diciembre, cinco más en enero de 2022, para febrero cinco más y el mismo número para marzo, llegando así a crecer en este año 50 por ciento en total.

De esta manera, se actualiza la pérdida frente a la inflación hasta diciembre y se deberán sumar dos puntos porcentuales en enero respecto a abril de 2021, adelántandose al aumento del costo de vida que se prevé para el año próximo. En tanto, febrero acumulará cuatro por ciento y en marzo serán seis puntos, por lo tanto se llegará a negociar la próxima paritaria con ese porcentaje de aumento en los salarios.

Además, se estableció un nuevo ajuste en la consideración de referencia para el litro de leche de 90 pesos.

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Siempre bonos

Para los trabajadores se acordó un nuevo bono excepcional de 20 mil pesos, a pagarse en cuotas de cinco mil pesos de diciembre a marzo.

Una vez más el gremio se quedará con un beneficio económico mayor que los trabajadores, más allá del consabido aporte solidario de 1.500 pesos por empleado de las grandes empresas al mes; y de 750 pesos por trabajador en las pymes.

Ya en abril se había acordado un bono para Atilra, con la pandemia, con la necesidad de reforzar la obra social y la educación que imparte el gremio, de 15 mil pesos que se comenzaron a pagar con este mes de noviembre y en cuotas. 

Sin embargo, en esta actualización de paritaria se demoraron las decisiones por este punto que finalmente consiguió entre las grandes empresas un número muy importante, ya que se terminará pagando un total de 41.500 pesos por empleado directamente al gremio, con cuotas de 2.500 pesos en noviembre, 4.000 de diciembre a marzo además de los previamente acordados 2.500 pesos mensuales y otros dos pagos de 6.500 para abril y mayo, como adelanto de lo que será desde abril una nueva negociación.

En tanto, con un acta complementaria Apymel se diferenció de este pago, por el tamaño, la facturación y la capacidad de sus empresas representadas con autorización del Ministerio. Las pequeñas y medianas lácteas pagarán en total 27 mil pesos de bono al sindicato, por empleado, con el pago de los preacordados 2.500 pesos en noviembre, 4.500 de diciembre a marzo y finalmente el adelanto para abril y mayo con 3.250 pesos.

Para los trabajadores todas las industrias pagarán exactamente lo mismo, más allá de la envergadura, sin embargo la diferencia se hace en el complemento pretendido por el gremio, que no deja de percibir los aportes legales y habituales de los sindicatos, con porcentajes anexos desde hace años, al igual que sucede en los fondos dispuestos para la obra social.

Sin ninguna cláusula en la que las industrias impongan condición alguna al gremio, la negociación de bonos se instala como una constante en las últimas paritarias y se destaca en cada ocasión un beneficio mayor para el sindicato, que para los propios trabajadores, si bien los que tienen acceso a los esquemas de salud por la obra social refieren a una atención de consideración.

Los trabajadores lecheros enaltecen la capacidad de negociación de sus representantes, reconocen las mejoras conseguidas en la última década, entienden su importante labor en la producción de alimentos, pero también se saben dependientes de las formas que se proponen para lograrlo.

En tiempos en los que la lechería realmente no tiene números para destacar, con un consumo interno deprimido y austero, sin nuevos mercados para salir a recuperar pérdidas, con complicaciones en la logística, con muchas empresas en situaciones financieras complejas, con tamberos sabiendo que el freno en el precio terminará repercutiendo negativamente en la producción de materia prima, a pesar de las expectativas, una vez más se presenta una cadena con eslabones de diversa preponderancia y que siempre sigue inmersa en una confusa realidad nacional.

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