A pesar de las mejoras que se registraron en el mes de octubre, la bajante en el río Paraná permanece lejos de sus parámetros normales y muy por debajo del nivel de aguas bajas.

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La fuerte variabilidad climática regional, presente en la cuenca del Plata en los últimos quince años, se manifestó desde la segunda mitad del año 2019, comenzando por la cuenca del río Paraguay. Desde entonces prevalecieron las tendencias descendentes en todos los grandes ríos de la cuenca, con una sensible disminución de los aportes de los afluentes menores.

Esta disminución del caudal tiene un impacto directo en el abastecimiento de agua para consumo humano, la generación de energía y la navegación, entre otros. Manteniéndose el período de sequía se dificulta la reproducción y alimentación de la fauna y se condiciona fuertemente toda la logística relacionada con el mantenimiento de la vía fluvial y la logística de la navegación, además de los procesos de potabilización del agua urbana.

En todos los meses transcurridos desde entonces se observó con frecuencia una sequía que predominaba en casi toda la cuenca del Plata. Como resultado, el déficit hídrico se fue agudizando, reduciendo la disponibilidad del recurso en todos los países de la región.

A la sensible disminución en el aporte a los numerosos cursos fluviales de la alta cuenca se sumó una disminución gradual de las reservas en los embalses emplazados en la mitad norte de la alta cuenca del río Paraná en Brasil, situación que no se ha mejorado durante este mes de diciembre, en plena temporada de lluvias estacionales.

Los caudales entrantes al tramo compartido del río Paraná con Paraguay sufrieron una fuerte reducción al comienzo del mes de marzo de 2020, motivando al Sistema de Alerta del Instituto Nacional del Agua (INA) a realizar un seguimiento especial ante un escenario muy poco frecuente que pronto se constituyó en extraordinario.

A partir de ese momento se distinguen los siguientes hitos:

• Comienzo de las reuniones bilaterales con Brasil y con Paraguay para hacer frente a la problemática común y acordar acciones para su mitigación.

• Por parte de Argentina se definió que el descenso de niveles fluviales frente a las tomas de agua urbanas sería el impacto principal a ser considerado en la atención de la bajante, así como las oscilaciones de niveles en aguas extremadamente bajas.

• Desde mayo de 2020, el INA, avanzó en la modelación para pronóstico de tales niveles, al tiempo que se ajustó la modelación hidrodinámica en los cursos del Delta del Paraná para atender los requerimientos de corto y mediano plazo. Este avance apuntó en especial a las tomas de agua para refrigeración de procesos industriales, en especial los de generación eléctrica.

• Para atender los requerimientos de información de las actividades que demandan una antelación importante, superando el horizonte confiable de pronóstico, se trazaron “escenarios alternativos” de la evolución fluvial a partir de fines del mes de julio del presente año. Se trata de trazas posibles de evolución fluvial en los sitios de interés desde la sección Corrientes – Barranqueras y hasta el Paraná de las Palmas. Esta modalidad se mantiene, considerando que el escenario de sequía y su bajante asociada no tienen visos de terminar en los próximos meses.

BCR News