Negocio lechero: una etapa para pensar más allá de la coyuntura

13/09/2021 – Se recuperaron los precios pagados a los productores y se estabilizó el costo de los insumos, estos factores permitirán transitar la primavera en mejores condiciones.

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Las empresas tamberas venían en una situación crítica durante el primer semestre de 2020, al recibir precios que generaban ingresos por debajo de los costos de producción. A partir de septiembre comenzó un proceso ininterrumpido de recuperación de valores que les devuelve rentabilidad, pero que debería prolongarse varios meses más para sanear los pasivos de los empresarios.

Como consecuencia de lo anterior, en julio de 2021 se verificó un aumento del 3,5% de la producción de leche respecto de igual mes de 2020, con posibilidad de que ese proceso continúe durante la primavera. El acumulado en lo que va del año da un plus de 4%. Simultáneamente, es de esperar que los precios de la leche en tranquera copien la inflación o se ubiquen un poco por debajo por lo menos hasta noviembre, según a la evolución del poder adquisitivo de la población.

Mientras tanto, se proyecta estabilidad en los principales costos de producción por dólar oficial con lento ritmo de actualización y precios de los granos que dejaron atrás los picos máximos. Ambas fuerzas -más un buen estado de las vacas- permitirían alcanzar una satisfactoria rentabilidad del negocio lechero los próximos meses, con una combinación de precios recuperados y abundante producción estacional de forraje.

La facturación de los meses primaverales podría ser aprovechada para concretar compras de insumos que se necesitarán más adelante, como alimentos balanceados, por ejemplo. No hay que olvidar que, en un modelo productivo corriente, el 51% del costo de un litro de leche corresponde a la alimentación de las vacas.

Estas son las principales conclusiones de Santiago Moro, especialista en lechería de AZ-Group, en una charla desarrollada en una reciente reunión virtual.

Mejoran las relaciones insumo/producto

Según el Siglea, el precio promedio de la leche pagado en julio de 2021 fue $32,15/l y subió 75,4% comparado con julio de 2020. Este valor se ubica 20,7% por encima del promedio de los últimos cinco años en moneda constante y permite salir de la situación de rentabilidad negativa a los tambos.

De la mano de esta recuperación de ingresos, están mejorando las relaciones insumo/ producto. Moro mostró que la relación leche/grano actual aún se ubica por debajo del promedio histórico, pero mejoró respecto de la situación a fines de 2020, gracias a la estabilidad del precio del maíz y a la suba del valor de la leche. Así, con un litro de leche hoy se pueden comprar 1,7 kg de maíz vs. 1,5kg de noviembre de 2020, mientras que el promedio histórico es 1,9. Un comportamiento similar se observa con el alimento balanceado.

Evolución del precio de la leche en tranquera
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Producción y consumo

La producción lechera argentina está estancada los últimos 20 años, en un rango de 10.000-12.000 de millones de litros. “En los últimos años se observó una reducción del número de tambos, pero manteniendo la cantidad de vacas en 1,6 millones, lo que evidencia un proceso de concentración similar al que se está dando en todo el mundo”, explicó el experto.

La industria procesadora está bastante atomizada y con competencia interna: 23 empresas grandes procesan el 58% de la leche del país, en tanto que el 42% restante es industrializado por usinas con recibo de menos de 250.000 litros diarios.

En 2020, el 75% de la leche producida se volcó al mercado interno, sobre todo a través de autoservicios y supermercados, y el resto o a la exportación. “El consumo por habitante promedio cayó a 191 litros según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina, lejos de los 220 litros de 2014 y 2015. No obstante, sigue estando por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud: 150 litros per cápita”, diferenció el técnico.

¿Se puede exportar más?

La demanda internacional recién está saliendo de los efectos de la pandemia; solo China creció significativamente en el mercado en 2021. No obstante, en los próximos meses se espera una recuperación económica de los principales importadores mundiales (Rusia, Arabia Saudita, México, Japón, Argelia) y sostenimiento del consumo de leche en polvo y lácteos.

La oferta está representada principalmente por Nueva Zelanda (28% del total del comercio); Unión Europea (25%); Estados Unidos (15%) y Australia (5%). La Argentina alcanza solo el 2%. “En 2021, Nueva Zelanda, Australia y la Unión Europea están levemente por encima de los promedios en sus producciones, pero eso no significa que abunde la leche en el mundo”, relativizó Moro.

El principal producto exportado, la leche en polvo entera, cotiza a US$3550/t, luego de haber alcanzado un pico de US$4300 a principios de año. Históricamente este producto se mueve en un rango de US$2200-3000 por tonelada, lo que indica que las actuales cotizaciones son atractivas y se espera que se mantengan en los próximos meses.

En la Argentina, la exportación muestra un comportamiento irregular a lo largo de los años; cuando la producción aumenta, ubica saldos en el exterior, con negocios puntuales. En los primeros seis meses de 2021, la industria exportó 19% más en volumen que en 2020.

Los principales destinos fueron Brasil, Argelia y China, que reunieron el 65% de los embarques. Se exporta principalmente leche en polvo; los quesos, la caseína y otros productos alcanzan menores volúmenes. Este aumento de la exportación fue uno de los factores que permitió el incremento del precio al productor.

Hay oportunidades para crecer en exportación aprovechando los siguientes destinos

– Mercosur: se puede seguir abastecimiento a Brasil, pero simultáneamente habría que buscar otros mercados que, por ventajas competitivas, pueden ser atractivos para el sector. Por ejemplo, tratar de posicionar en Bolivia que compra lácteos a Perú.

– Costa oeste de África: varios países de la región están expandiendo su PBI y surge más demanda de lácteos por parte de las clases bajas. La cercanía de continentes ayuda: el viaje de la Argentina al sur de África requiere 10 días versus 20 días desde Nueva Zelanda.

– Unión Europea: desde 2019 hay un acuerdo que aún no está operativo y es un destino con restricciones a las importaciones. No obstante, si se concretara la baja gradual de aranceles, las industrias argentinas más competitivas podrían llegar a ese bloque.

Conclusiones

El negocio lechero ha entrado en una etapa positiva luego de mucho tiempo de números en rojo. La situación de bonanza podría proyectarse a los meses de primavera, apoyada en el buen estado de las vacas, perspectivas de mayor producción de forraje y precios que seguirían permitiendo buenas relaciones insumo/producto.

“La exportación argentina no debería ser de saldos ocasionales, sino una industria que tenga como objetivo embarques estables y que asegure continuidad a los compradores. Para aumentar su volumen, tendría que conquistar nuevos destinos y así podría trasladar nuevos precios a los productores primarios”, señaló Moro en la parte final de la reunión de AZ- Group.

La Nación

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La producción de leche creció en junio un 5,7 % en relación a mayo

29/07/2021 – Desde el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca señalaron que la producción total de ese mes fue de 920.700.000 litros de leche.

La producción de leche evolucionó durante estos meses y mostró un crecimiento en junio. El sexto mes del año logró un incremento del 5,7 % en relación a mayo.

A lo largo de junio, Argentina produjo 920.700.000 litros de leche. Este valor significa un incremento interanual del 3 %.

Desde Observatorio de la cadena Láctea Argentina (OCLA) realizaron un relevamiento y señalaron que en los primeros seis meses del año también hubo un incremento. La producción fue un 3 % más en relación al periodo enero – junio de 2020.

Este promedio sale de las estimaciones de 20 industrias que reciben y procesan entre el 50% y 60% de la leche de Argentina. Estos valores indican que la producción real viene algo por encima de las expectativas volcadas en esa proyección inicial.

“Nos hace suponer un crecimiento del orden del 2,0% al 2,5% para todo el año 2021 en lugar del 1,5% previamente considerado (11.375 millones de litros para 2021)”, informaron desde OCLA.

Otro punto a analizar es la evolución de los últimos meses de junio. Si se observa la serie histórica, este mes cerró por encima de junio de los años anteriores. Por su parte, en cuanto a los “sólidos útiles” (grasa butirosa y proteína) crecieron el 4,4 % en el acumulado enero-junio, incluso por encima del crecimiento de la producción medida en litros de leche (4,0%).

Agrofy News

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Las mujeres del queso: madre e hijas dejaron de vender leche a la industria y armaron su fábrica orgánica

22/07/2021 – Rosario López Seco vive en pleno campo bonaerense, a unos diez kilómetros de la ciudad de Brandsen. Desde hace diez años tiene allí su casa, unos perros que saludan felices a los visitantes, un nuevo gallinero, el tambo y una flamante fábrica de quesos. Esa fábrica se llama El Abascay y, con menos de un año de vida, ya les vende productos a algunos de los mejores restaurantes de Buenos Aires.

Mario, el padre de Rosario, fue quien comenzó con los tambos a mediados de siglo XX. “Llegó a tener su propia fábrica de leche en polvo, crema y dulce de leche. Pero la Argentina es complicada y se fundió. En 1969 cerró la fábrica, remató las maquinarias y con lo que sacó empezó de nuevo, levantando varios tambos pequeños y vendiéndole la leche a Gándara y a La Serenísima”, cuenta Rosario.

La leche en Argentina y sus grandes crisis

La historia de El Abascay es la de una familia, pero también es la historia de la leche en Argentina y la de sus grandes crisis económicas. En el año 2000, a punto de volver a fundirse, entre los diez hijos de Mario se distribuyeron las tierras familiares. Rosario, que había estudiado veterinaria (pero que embarazada de mellizas tuvo que dejar la facultad) se quedó con una parte. A lo largo de las últimas dos décadas varias veces debió vender terrenos, alquilar otros, asociarse con sus hermanos o separarse para sobrevivir. Hoy posee 160 hectáreas de campo, le alquila otras 190 a un hermano, y con eso alimenta a 160 vacas de las razas Holando y Jersey. Fueron años de inversiones, de riesgos, éxitos y fracasos. “En un momento con mis hermanos pusimos una fábrica de leche pero nos fue muy mal. La gran industria siempre te pisa la cabeza: los vendedores iban a los comercios y si veían que tenían nuestra leche (la marca era Cañada Chica), entonces no les bajaban el resto de los productos. Nosotros eramos muy chicos, no podíamos defendernos”.

Una familia de mujeres

Rosario tiene tres hijas: Consuelo, Lucía y Josefina. La primera en acercarse al tambo fue Consuelo. Ella vivía en Buenos Aires, había estudiado Recursos Humanos, trabajado en una editorial y también en gastronomía. “Precisaba un cambio y en 2018 me vine para acá”, cuenta.

“Al principio todo era difícil. Con mamá compartíamos un solo vehículo entre las dos, yo vivía en Brandsen, ella acá, el camino se inundaba”. Fue Consuelo la que, junto con Rosario, comenzaron a darle forma a la fábrica de quesos. La idea arrancó por una propuesta de una de las principales empresas lácteas del país, que buscaba leche orgánica para un nuevo producto. Entusiasmadas comenzaron el proceso de reconvertir el campo en orgánico, investigando y capacitándose en el INTI, modificando rindes y evitando agroquímicos. Tras varios meses, cuando debían empezar a vender esa nueva leche agroecológica (la certificación demora dos años y todavía está en proceso), la empresa canceló el proyecto. “Nos querían pagar la leche al mismo precio que la común. Ahí decidimos independizarnos. Es también algo filosófico: cuando tu único comprador es la industria, pasás a ser un simple proveedor de leche: ellos vienen, la levantan, se la llevan, te dicen cuánto y cómo te pagan. Vos no decidís nada”, cuentan. Luego se sumó Lucía, con un proyecto de huevos frescos: junto con su pareja reconvirtieron un galpón en un amplio gallinero, donde cada noche duermen más de 500 gallinas coloradas, las mismas que durante el día caminan libremente por el campo. Finalmente se sumó Josefina: ella es nutricionista y se encarga de certificar legalmente la fábrica de quesos, además de colaborar en el armado de los pedidos.

Un cambio orgánico

Una vez más, como tantas veces lo hizo Rosario en su vida, era comenzar de cero. Con el tambo en plena crisis económica, vendió sus “ahorros”, un par de vacas negras que guardaba para emergencias, y con eso pagó deudas. Con un crédito bancario compraron una camioneta, con otro arrancaron la pequeña fábrica. “No sabíamos qué tipo de queso íbamos a hacer, no teníamos un plan armado, sino que lo fuimos descubriendo a medida que avanzábamos. Fue un proceso de prueba y error”. Ser orgánicos se convirtió en un desafío pero también una oportunidad de crecimiento más personal, más allá de lo económico. “No soy una fundamentalista, hace un par de años incluso usaba glisofato si lo precisaba, pero siempre intenté no abusar. Ahora estoy en un grupo de aprendices de agroecología y el desafío es fantástico, me divierte y me obliga a aggiornarme todo el tiempo”, dice Rosario.

Armarse de acuerdo a las necesidades

Donde había una oficina, pusieron el laboratorio. En una habitación están armando una mini fábrica de dulce de leche. Hay una segunda cámara de maduración en construcción, donde los quesos se guardarán desde unos pocos días a varios meses según la variedad, siempre entre los 11° y los 13° grados y con 85% de humedad. La actual sala de maduración se convertirá en el espacio de envase. “Al principio éramos nosotras dos para todo, elaborábamos, envasábamos y de ahí me iba a hacer las entregas. Era un delirio”, recuerda Consuelo. No son recuerdos lejanos: era así hace unos pocos meses atrás. Ahora trabajan allí 15 personas, entre el tambo, la quesería, el campo, el gallinero. Cada día obtienen 3500 litros de leche, que enseguida pasan a la fábrica donde Ángel, el maestro quesero, arranca el proceso de convertir todo ese líquido en quesos.

Gouda, sbrinz, sardo, tybo. También, una muy buena ricota, un halloumi perfecto para hacer a la plancha, un queso cremoso, los saborizados y el campeche (un queso semiduro que preparan en honor a un tío). Y la manteca, perfecta y cremosa, hecha tan sólo batiendo la nata de la leche recién pasteurizada. Esa es la oferta de El Abascay, a la que se suman los huevos de campo y una miel floral y dorada, también de la misma zona. Todo esto se puede comprar en la tienda online, con entrega a domicilio en Buenos Aires, pero también encontró un camino gastronómico en restaurantes muy reconocidos, como Anafe, Julia o Anchoíta. En La Plata, La Mantequería recibe huevos y leche cada semana, lo mismo Villa, una excelente panadería de Villa Pueyrredón.

Son mujeres al mando de un proyecto familiar. “Cuando empecé, siendo todavía joven, ser mujer lo hacía todo un poco más difícil. El campo es un mundo masculino, a muchos no les gustaba nada que una chica de veintipico de años les diga qué hacer. Hoy veo que a Consuelo le pasa parecido. Por suerte, como a mí, a ella tampoco le falta carácter. Además, no es que venimos de la oficina a ver qué están haciendo, sino que acá todos trabajamos a la par: yo soy siempre la primera en llegar a la fábrica”, dice Rosario, con esa seguridad de quien sabe que el campo no es fácil, pero que a la vez es lo que más ama en el mundo.

Rodolfo Reich
La Nación

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Productores tamberos: entre una mejora coyuntural y los temores a otra devaluación

22/07/2021 – Pese a una recomposición en los precios cobrados por la leche, en el sector advierten que persisten las dificultades para cubrir costos relevantes para la actividad.

“Estamos peor que hace un año, mejor que hace seis meses y con mucha incertidumbre por lo que pueda venir en materia económica”. Así es como José Quintana, consultor lechero, describió la situación que atraviesan los tambos en la Argentina. Desde el sector aseguran que el aumento de precios mejoró el panorama, pero que igual siguen en una situación “delicada”, que hay dificultades para cubrir los costos, no hay inversiones y que esta situación hace cada vez más difícil la supervivencia del pequeño productor.

Según datos del Ministerio de Agricultura de la Nación, en junio pasado el precio promedio al tambero se ubicó en $31,32 el litro, una mejora de 5,2% versus mayo último y del 71,6% contra igual mes del año pasado.

“Veníamos con el problema de que el precio de la leche estaba bastante atrasado y la suba del precio de los granos hacía que el costo de alimentación de las vacas fuera muy alto”, explicó Quintana. Sin embargo, detalló que el panorama mejoró, por un lado porque el precio de la leche se recuperó “bastante” en los últimos cuatro meses y, por el otro, en junio-julio bajaron el maíz y la soja. Aunque subrayó: “Igual seguimos lejos de estar realmente bien, históricamente con un litro de leche podías comprar entre 2 y 2,2 kilos de maíz y en un momento llegamos a comprar 1,3; ahora estamos en 1,6 más o menos”.

En este contexto, Quintana ilustró en tanto la situación de la industria como “delicada”. Explicó que hay dificultades para llegar a cubrir los costos y la presión con los controles de precios y las retenciones se traslada inmediatamente al productor en general. “Las retenciones a la leche en polvo terminan representando para el productor algo más de tres centavos de dólar por litro de leche. Hacés las cuentas y es un montón de plata. Justamente es una actividad en que el impacto de las retenciones es enorme”, precisó.

“El industrial no tiene más remedio que trasladarlo a la materia prima porque a diferencia de otros productos, la leche en polvo tiene mucho valor agregado, no es como ponerle retenciones a la soja o el maíz. Además cuando transformás el maíz en leche ya le agregás valor y cuando eso termina siendo leche en polvo vale mucho más. Entonces es mucho más fuerte el impacto”, agregó.

Elecciones

En un año electoral, el consultor aseguró que en el sector hay preocupación por una posible devaluación después de las elecciones porque, explicó, el campo “tiene la particularidad” de que cuando hay una devaluación al día siguiente le aumentan todos los costos el mismo porcentaje que la devaluación, mientras que la leche “depende más del mercado interno”.

“Ya tenemos bastante experiencia de muchas devaluaciones y sabemos que cuando el tipo de cambio está muy atrasado el día que se de el ajuste la leche queda muy descalzada”, subrayó. Añadió: “Lamentablemente es un sector que tendría muchísimo para dar para agregar valor, pero con este tipo de intervenciones lleva a que no haya más inversiones y gente que quiere entrar en la actividad”.

Retenciones y controles de precios afectan la actividad
Retenciones y controles de precios afectan la actividad

Algo similar planteó el productor Néstor Roulet, quien sostuvo: “Generalmente un productor dice que cuando el valor del grano de la soja está parecido al litro de leche, la ecuación es neutra y eso es lo que hoy está pasando. No se pierde ni se gana”. Y agregó: “El planteo que te hacés muchas veces con el tambo es si el esfuerzo que estás haciendo tiene una respuesta rentable como para hacerlo y yo creo que todavía no ha llegado esa respuesta”.

Explicó que, teniendo en cuenta otros países productores de leche donde se paga 34/35 centavos de dólar el litro, en la Argentina el productor podría recibir “un poco más” al margen de los 30/31 centavos de dólar. “Esto se da producto de la intervención del Gobierno que hace que el valor del mercado interno este un poco distorsionado”, indicó.

“Como uno de los secretos de la lechería es bajar los costos, las inversiones que están haciendo los productores ahora son con ese objetivo”, señaló. Si bien asegura que en este contexto hay costos que se han estabilizado, como la alimentación, hay otros que no se llegan a cubrir por la suba de otros insumos.

Roulet lamentó que, siendo que el país tiene un “enorme potencial productivo”, no se incentive un aumento en la producción de leche para así exportar el excedente y satisfacer el incremento de la demanda a nivel mundial encabezado por China.

“Con este Gobierno, que piensa un país cerrado, de no ir al mundo porque le tiene miedo a que suban los precios internos cuando es todo lo contrario, indiscutiblemente es muy difícil producir más. La lechería que uno sueña es que el excedente exportable tenga una posibilidad en el mundo, pero con las trabas burocráticas y cambiarias que están poniendo trae como consecuencia que sea muy difícil exportar y eso no beneficia una expansión sana y potencial que tiene la lechería”, precisó.

Pilar Vazquez
La Nación

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Tendencia: 25 tambos comenzarán a producir leche orgánica y leche A2

24/06/2021 – Se lanzaron los primeros productos nacionales con estas condiciones; la iniciativa incluye una inversión superior a los 16,5 millones de dólares.

Argentina tiene históricamente una demora en la adopción de ciertas tendencias, pero puntualmente por motivos de base económica algunos comportamientos en el consumo se hacen esperar más que en los países líderes.

Algo de esto empezó a ocurrir con la demanda de productos orgánicos, de mayor valor agregado, con un vínculo más alto respecto al ambiente y que incluso permitan una mejor digestibilidad.

Hace tres años, Nestlé Argentina comenzó a recorrer la senda de la inversión, pero sobre todo del vínculo con los productores para poder lograr la innovación deseada, obtener leche orgánica y leche A2, en línea con la demanda mejor orientada.

A través de un evento virtual, se presentaron las novedades en polvo de la empresa. Gian-Carlo Aubry, es CEO de la empresa en Argentina, Paraguay y Uruguay, fue el encargado introducir los nuevos beneficios para el consumidor a partir de una inversión superior a los 16,5 millones de dólares en los últimos tres años, incluyendo un nuevo vínculo con 25 tambos de Córdoba, Buenos Aires y Entre Ríos, que aceptaron trabajar de una manera diferente.

Leche orgánica

“La producción de leche orgánica busca cuidar el ecosistema del tambo, mejorar el bienestar animal y eliminar el uso de productos fitosanitarios, que es un cambio en el ecosistema productivo, pero sobre todo del enfoque del productor y su personal”, generando en el tambo una modificación en el manejo, el abandono en el uso de algunos insumos, pero fundamentalmente en el cambio mental del productor que demanda unos dos años, explicó el Ing. Guillermo Fazio, director de Supply Chain en la región, habló de la construcción de futuro..

La iniciativa es la de trabajar con tamberos que crean en el concepto, porque tiene una forma de producir que supone un profundo cambio, para lo cual se trabajó con el entonces Ministerio de Agroindustria, con el Movimiento Argentino para la Producción Orgánica, el INTA y la Organización Internacional Agropecuaria, que es la que ya certificó al primer tambo y seguirá avanzando con los restantes 16 antes de fin de año.

Esta alternativa de producción que fue atendida como respuesta para varias unidades productivas ubicadas en los periurbanos, resolviendo de alguna manera el conflicto de ciertas actividades respecto a la cercanía con las ciudades, aportando en esta red un ecosistema de producción orgánica.

Según Pedro Landa, director técnico de la OIA “el consumidor de productos orgánicos es mucho más exigente”, sin embargo para atender esto hay que salir de la mirada a mediano plazo, hay que salir de lo inmediato y pasar a ver más lejos, pudiendo planificar a dos años para hacer el cambio que los orgánico necesita y que se sostiene con un control anual.

En estos tambos ya se está trabajando en regeneración de suelos, en la mejora del agua y con un trabajo diferencial respecto al bienestar animal. Las modificaciones son un cambio conceptual, que toma lo bueno de lo que se hacía antes, quita los impactos negativos de algunas prácticas actuales y permite seguir un camino que ya tiene impactos positivos en muchísimos tambos que al ver que esta estrategia funciona van a querer sumarse.

En el tambo La Escondida, de Lujan, desde 2017 trabajan en la transición a tambo orgánico, con heno, ensilado y alimento organico para todo el rodeo, e incluso la guachera colectiva tiene a los recién nacidos con 30 días de alimentación con leche. Hay un mejor uso de las parcelas, abono natural de los lotes con bosta que se reutiliza, con un método estandarizado de producción que atiende a la tierra, a los animales y al ambiente.

Otra proteína

Respecto a la leche A2 que se procesa en la planta de Firmat, Santa Fe, su conformación proteica diferente surge de la base de animales seleccionados genéticamente y una tarea exhaustiva de trazabilidad.

Posee únicamente proteína A2 β-caseína, a diferencia de la tradicional que tiene proteína A1 y A2, diferenciadas por la ubicación de uno de los aminoácidos en la estructura de la proteína que la hace de más fácil digestión, tanto en niños, como en adultos.

La Lic. Denise Veissetes, del Departamento de Alimentación del Hospital de Gastroenterología, Dr. Carlos Udaondo, destacó que “es importante la incorporación de lácteos en todas las instancias de la vida, por su alto valor nutricional y alta biodisponibilidad. Hay personas que tiene intolerancia gastrointestinal y evitan el consumo de lácteos. Estas innovaciones en productos bajos en lactosa permiten reincorporalos a las dietas”.

Uno de los ejemplos que se presentaron fue el de un tambo en Fortín Paunero, en Carlos Casares, Buenos Aires, donde hace más de 15 años trabajan con genética A2. Con un muestreo genético de todo el rodeo, los resultados analizados en Irlanda permitieron una clasificación y a partir de ese momento se mejoró la selección y ahora esa producción lechera tiene un destino bien empleado.

Gaston Castello, director del Negocio de Lácteos y Cereales para el Desayuno en Argentina, destacó que desde hace cinco años la leche en polvo crece en el favoritismo del consumidor.

En esa línea donde hoy hay una mayor personalización del consumo la atención de las dos grandes tendencias globales, de mayor digestibilidad, necesidades específicas y productos saludables, suma al lanzamiento original del polvo deslactosado, a las variables orgánicas y A2, atendiendo a con productos de alto valor nutricional para todas las etapas de la vida, con una mayor naturalidad, enfocándose en un potencial que aún no fue capturado de forma total por la industria lechera, para brindar una completa seguridad alimentaria y mejora constante en los productos.

“Hay un consumidor que valoriza mucho más al producto como la naturaleza lo ofrece. Por eso es fundamental la educación del consumidor, la disponibilidad y la oferta de productos”, adaptados a esas necesidades.

Elida Thiery
Agrofy News

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El precio promedio de la leche al tambero creció un 5,7 % en mayo

16/06/2021 – Desde el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca destacaron que la tendencia sigue alcista; el precio fue de 29,77 pesos por litro.

El sector tambero mantiene una tendencia alcista en el precio de la leche cruda. En este sentido, cerró mayo con un crecimiento del 5,7 % en relación abril.

Según informó el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca la variación interanual fue del 63,2 %. Cabe destacar que este promedio se alcanza contemplar el precio al productor de 358 industrias. En términos de dólares, el litro equivale a 0,30 centavos de dólares.

En abril, el Observatorio de la Cadena Láctea informó que luego de 6 meses consecutivos, la rentabilidad del tambo promedio se neutralizó y tomó un camino levemente positivo.

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Precio por provincia

Analizando la cuenca lechera, la provincia de Buenos Aires lidera los precios con 30,15, mientras que Santiago del Estero está última con 29,46 pesos.

  • Buenos Aires 30,15
  • Córdoba 29,40
  • Entre Ríos 29,36
  • La Pampa 28,36
  • Salta 29,63
  • San Luis 30,52
  • Santa Fe 29,97
  • Santiago del Estero 29,46

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Suman más lácteos a un acuerdo a cambio de no intervenir como en la carne

28/05/2021 – El Gobierno convino con la industria un incremento a 27 millones de litros de leche mensuales en Precios Cuidados, con 32 nuevos productos.

Tras dos meses de negociaciones entre el Centro de la Industria Lechera Argentina (CIL), la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel) y la Junta Intercooperativa de Productores de Leche (JIPL) con el Gobierno, se acordó ampliar los volúmenes de producción y abastecimiento en el mercado interno, sumando 32 nuevos productos lácteos al programa Precios Cuidados.

El nuevo acuerdo agrega unos 12 millones de litros por mes a los 15 millones ya existentes, alcanzando un total de 27 millones mensuales, 20 de los cuales los aportan los socios de CIL. Según informaron en el Gobierno, no solo se aumenta la presencia de un 45% de productos lácteos en el programa Precios Cuidados, sino que se amplían los volúmenes de producción y de abastecimiento al mercado interno.

Si bien no figura dentro del acuerdo rubricado, el Gobierno dio su palabra de generar estabilidad y previsibilidad para la actividad. Ante la preocupación del sector por lo ocurrido con la carne, los funcionarios dieron su palabra de que la “actividad no sufrirá ningún tipo de intervencionismo ni restricciones de ningún tipo y se podrá exportar con normalidad y cumplir con los contratos internacionales pautados”, según expresó el presidente del CIL, Ércole Felippa.

A modo de ejemplo, el dulce de leche tendrá un 354% más de participación, en tanto en la manteca será de un 203% más y la crema de leche un 133% de incremento respecto de lo que tenía en el programa vigente. En quesos se duplica la oferta.

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Un punto importante del acuerdo para el sector privado fue el consenso de la salida progresiva del programa de los Precios Máximos. En diálogo con LA NACION, Felippa, señaló que en realidad hacía tiempo que el sector venía planteando el problema de los atrasos en los precios de los productos lácteos, que estaban bajo la modalidad de los Precios Máximos.

“Se acordó un volumen importante de litros, son 27 millones, con un esquema de precios de los productos lácteos al costo y otros por debajo del costo, con el compromiso asumido por el Gobierno de gradualmente salir del programa. La idea es progresivamente ir retirando los productos, quedando solo las leches fluidas dentro de los Precios Máximos”, dijo.

En este sentido, indicó que en cierta manera va a favorecer al sector tambero que viene con una situación crítica y sostuvo que tampoco el consumidor puede avalar más subas por la pérdida del poder adquisitivo.

“No es un acuerdo ideal para la industria pero en este contexto es el posible. Entendemos la preocupación que tiene el Gobierno pero de nuestro lado tenemos un atraso enorme en los precios que prácticamente en 2020 se mantuvieron congelados. Si bien en los últimos 60 días tuvo una recuperación, no alcanza a equiparar a la inflación anualizada”, añadió.

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En tanto, el presidente de Apymel, Pablo Villano, definió al convenio como “crucial y novedoso porque es el primero en el que intervienen las cámaras que representan a las pequeñas y medianas empresas, a las cooperativas y a las grandes empresas del sector y eso lo convierte en un acuerdo integral de un peso institucional importante”.

El encuentro contó con la presencia de la secretaria de Comercio Interior, Paula Español; el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Jorge Solmi, y del director Nacional de Lechería, Arturo Videla.

“Queremos potenciar la capacidad productiva que ya tiene el sector y atender las necesidades que tenemos de cuidar el mercado interno para garantizar la mesa de los argentinos”, expresó Español y agregó que el objetivo del Gobierno es “recuperar el consumo de lácteos principalmente en los sectores más vulnerables”.

Por su parte, Solmi mostró su satisfacción al “ver una gran cantidad de empresas y cooperativas del sector comprometidas para llegar a todo el país, haciendo un esfuerzo compartido entre grandes productores, pequeños y el Estado”.

Al respecto, Carlos Iannizzotto, presidente de Coninagro, señaló que este nuevo acuerdo con el Gobierno, “en este clima de tensión, es un antecedente por el cual debemos transitar”.

“Inclusive es un buen antecedente para el conflicto cárnico. Lo perfecto es enemigo de lo posible. Hoy es lo posible y hemos evitado un conflicto. Creemos que de esta manera, el Gobierno debe desestimar la medida de intervenir las exportaciones y sentarse a acordar con el sector cárnico para mejorar la situación”, detalló.

Por último, se informó que se conformó una mesa de trabajo público-privada para incrementar progresivamente los volúmenes de producción e incentivar la exportación.

Mariana Reinke
La Nación

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sancor

9 meses de resultados negativos en la cadena de valor láctea

05/05/2021 – De acuerdo al OCLA, marzo es el noveno mes que presenta un resultado negativo en la cadena de valor, tras 16 meses consecutivos con resultados positivos.

El informe sobre la Cadena de Valor lácteo que publica el Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA), indica que luego de 16 meses consecutivos con resultados positivos, marzo es el noveno mes que presenta un resultado negativo en la cadena de valor.

Así, el resultado sectorial fue negativo en $ 1.622 millones: se deterioró $ 3.322 millones respecto al año anterior que fue positivo en $ 1.700 millones. Es decir, le faltan a la cadena 4 centavos de dólar por litro de leche respecto al año pasado en sus resultados.

En efecto, el informe señala: «Los ingresos de la cadena se vieron restringidos en el plano interno por precios máximos y precios cuidados, un consumo que fue muy similar al año anterior y en el mercado externo, los mejores precios internacionales, incentivaron las exportaciones que crecieron un 20% en litros equivalentes en marzo respecto al 2020».

En tanto, si se observa el sector primario, aunque los precios percibidos en marzo, equipararon e incluso superaron a la inflación y al tipo de cambio, no fueron suficientes para generar resultados positivos ya que los costos se incrementaron muy fuertemente (un 65,3%) debido a los precios de la soja y el maíz (aumento de costos de alimentación y arrendamientos).

Asimismo, el sector industrial, tiene un deterioro en sus resultados debido al retraso de los precios en el mercado doméstico, que recuperaron algo en febrero y marzo pero aún no logran subsanar el deterioro generado por precios máximos y precios cuidados.

La participación final de cada eslabón fue: de un 37,6% del valor final para el sector primario,- mejora 3,1 puntos en la comparación interanual-; un 27,8% de la industria que retrocede 1,9 puntos; 18,5 para el sector comercial que pierde 5,4 de participación; y finalmente la participación del Estado que significó un 16,2% del total, -solo considerando impuestos a la venta.

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Después de seis meses con pérdidas, los tambos pudieron empatarle a los costos en marzo

Según datos del Observatorio de la Cadena Láctea, el precio del mes pasado sirvió para no perder dinero, pero no alcanza para tener rentabilidad. La producción y las exportaciones siguen creciendo.

Los productores de leche argentinos cobraron en marzo 26,09 pesos por litro en marzo, valor que se eleva a 26,64 pesos si se tiene en cuenta lo abonado por las 18 principales usinas lácteas del país que concentran más del 50 por ciento de las compras.

De acuerdo con un informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla) en base a datos de la Dirección Nacional de Lechería, significa un aumento del 7,8 por ciento con respecto a febrero y del 44,3 por ciento en comparación con un año atrás.

De esta manera, tras seis meses de pérdidas, los tambos pudieron al menos empatar sus costos, que según la Ocla se sitúan en 26,50 pesos por litro para el promedio de todo el país.

Sin embargo, están lejos de alcanzar un nivel de rentabilidad de al menos cinco por ciento, para lo que necesitarían un precio de equilibrio de 31,11 pesos.

Con el valor alcanzado en marzo, la tasa de rentabilidad fue insignificante: 0,038 por ciento.

“Luego de seis meses consecutivos de pérdidas, la rentabilidad del tambo promedio arroja una tasa de rentabilidad muy levemente positiva (casi neutra). Cabe aclarar que hay algunas regiones con rentabilidad negativa en los últimos ocho meses. Se visualiza una tendencia favorable, ya que es altamente probable que en el mes de abril la rentabilidad siga con signo positivo debido a que las expectativas de suba de precios son superiores a los incrementos de costos”, completó el Ocla.

FLECHAS HACIA ARRIBA

En paralelo, en las últimas horas se conocieron datos positivos en torno a la evolución de la producción y de las exportaciones argentinas durante el primer trimestre.

Según el Tablero de Comando Sectorial elaborado por la Dirección Nacional de Lechería, el ordeñe creció 4,4 por ciento en marzo con respecto al mismo mes del año pasado, teniendo en cuenta la producción diaria.

Así, el primer trimestre cerró con una expansión del seis por ciento. Los tambos, según el Ocla, llevan 20 meses consecutivos de crecimiento productivo.

Por otro lado, en base a cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el Ocla concluyó que en marzo las exportaciones de lácteos crecieron en torno al 25 por ciento y concentraron el 28,8 por ciento de los litros de leche equivalentes producidos, una proporción superior al 26,9 por ciento del año pasado.

Así, el primer trimestre acabó con más de 100.000 toneladas exportadas, con un alza interanual del 17,5 por ciento; y un aporte de dólares que superó los 300 millones (+ 13 por ciento).

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La lechería, en una nebulosa y sin vientos de cola que puedan despejar el horizonte

Los productores tamberos tienen dos parámetros que repiten como el DNI a la hora de calcular el precio que necesitan por litro de leche en tranquera para cubrir sus costos y tener un mínimo de rentabilidad: el equivalente a dos kilos de maíz o uno de soja, o a 30 centavos de dólar.

Con la tonelada del cereal a 18.000 pesos en Rosario y la oleaginosa a 30.000 pesos, significa un valor de entre 30 pesos y 36 pesos. Con un tipo de cambio oficial a 98 pesos, los 30 centavos de dólar de referencia representan 29,40 pesos.

Los últimos datos oficiales, correspondientes a febrero, muestran que los establecimientos lecheros no están logrando alcanzar ninguna de esas líneas de flotación. 

El precio promedio que recibieron en febrero fue de 24,20 pesos. Y las liquidaciones de la leche entregada en marzo aún no llegaron, pero según Marisa Boschetti, productora en la zona de Alicia y coordinadora de la Mesa Interna de Lechería de Federación Agraria Argentina (FAA), “se habla de 26 pesos”.

De acuerdo con el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla), sólo para cubrir su costo de producción un tambo promedio necesitaba en febrero 24,95 pesos. Y si se le suma una rentabilidad de al menos cinco por ciento, 27,74 pesos. 

En dólares, 28,1 centavos para no perder dinero y 31,3 centavos para tener una renta mínima, lejos de los 27 centavos efectivamente percibidos. ¿El resultado? Los tambos llevan seis meses en rojo. 

Aunque la lechería está acostumbrada a transitar una delgada línea de equilibrio, con permanentes vaivenes y recesiones, para Boschetti “esta no es una crisis más”.

“Para llegar a cero pérdidas, deberíamos cobrar entre 30 y 32 pesos. El saldo negativo es muy grande y se hace insostenible. Se cubre con descapitalización, vendiendo vaquillonas para reposición”, lamenta.

Un parámetro es que el precio local de la leche es el más bajo a nivel mundial. Según la Ocla, en Uruguay el tambero cobra 31,3 centavos de dólar; en Brasil, 32,6; y en Chile, 34. En Nueva Zelanda, por ejemplo, el valor crece a 36,9 centavos. 

“¿Cómo puede ser que acá siempre se produzca a pérdida o con conflictos en la cadena? Hay que encontrar la punta del ovillo y trabajar para que esto se solucione”, reclama.

Concentración
Pese a este escenario negativo, la producción de leche creció 5,1 por ciento en el primer bimestre y la proyección anual es que cierre con un crecimiento del 1,5 por ciento frente a 2020; año en que se registró un salto del 7,4 por ciento, el mayor volumen en cinco años. “Esto sucede porque la única forma de reducir pérdidas es tratar de ser más eficientes y extraer más litros por vaca, aunque sea una suerte de engaño, porque nos genera deudas impagables. Pero es la única forma de subsistir, porque no todos pueden vender y dedicarse a la agricultura, no es tan fácil”, sostiene Boschetti. 

Esta tendencia también se traduce en los números: según la Ocla, en febrero, mientras los tambos que producen más de seis mil litros diarios aumentaron su producción 7,1 por ciento, los de menos de dos mil litros crecieron 3,1 por ciento. Hoy, los establecimientos de más de 10 mil litros, que son apenas el 3,3 por ciento del total, aportan el 21 por ciento de la producción. Los de menos de 2.000, que son el 19,5 por ciento, ordeñan menos: 19,5 por ciento.   Asimismo, la estimación de Ocla es que un tambo chico en promedio tiene una rentabilidad negativa del 1,4 por ciento, en uno mediano el rojo se achica a sólo 0,3 por ciento. Y en uno grande, hay una leve ganancia del 0,8 por ciento.  “Además de cerrarse tambos, se profundiza el proceso de concentración. El futuro es oscuro y difícil, porque el Gobierno dice que trabaja en la lechería, pero están abordando cosas superfluas. Lo primordial que necesitamos es precio, no cambiar los paradigmas de las maneras de producir”, cuestiona la dirigente de FAA. Industria Para que los tambos reciban más precio, quienes deben pagarlo son las industrias lácteas. El problema es que, desde el inicio de la pandemia de Covid-19, tienen un “cepo” oficial que les impide avanzar en mejoras: la política de “precios máximos”. Al no poder aumentar sus productos, las empresas trasladan en cascada hacia atrás esa situación. Y es difícil pensar que esta política se afloje en medio de la fuerte espiral inflacionaria que vive la Argentina. A esto se suma que la crisis económica y la pérdida de poder adquisitivo también son un impedimento para aumentar los precios. Asimismo, en medio de las restricciones que enfrenta el Gobierno, suena complicado que pueda disponer compensaciones como hizo durante la crisis de 2015 y 2016. “El año pasado, con una inflación del 36 por ciento, tuvimos una autorización de sólo el cinco por ciento. En febrero, el atraso del precio fue de entre 20 y 25 por ciento con respecto al aumento de costos. Esto se traslada al valor que se paga a la materia prima y la consecuencia es que todos los eslabones de la cadena estamos complicados”, señala Ercole Felippa, titular de la cooperativa láctea Manfrey y del Centro de la Industria Lechera (CIL). 

 Los datos de Ocla también lo certifican: mientras el productor necesita entre 25 y 28 pesos para poder seguir en la actividad, la capacidad de compra de las usinas hoy está en 25,31 pesos, apenas por encima del precio que efectivamente están pagando.  En paralelo, se da la paradoja de una buena noticia que nadie celebra ante este contexto crítico: hoy la participación del tambero en el precio final de los lácteos está en su máximo histórico, 36,7 por ciento.  “En la industria nos estamos desangrando para pagar un precio que permita mantener los ingresos y la producción, pero resulta que a los productores tampoco le sirve, ni siquiera para cubrir los costos. Es un escenario muy complejo”, resume Felippa. Exportaciones Nicolás Torre, investigador del Ieral-Fundación Mediterránea especializado en la cadena láctea, coincide: “A este ritmo, van a terminar quebrando tambos chicos y pymes, porque pierden mucho dinero”.  Como ejemplo, un informe que elaboró junto a Juan Manuel Garzón muestra que mientras en el primer semestre de 2020 con el valor de un litro de leche se compraban 2,1 kilos de maíz o 1,2 kilos de soja, ahora adquiere sólo 1,3 kilos o 800 gramos.  Según Torre, el único respirador que tiene hoy en día la Argentina son las exportaciones, traccionadas por un precio internacional de la leche en polvo por encima de los 4.000 dólares la tonelada, la cotización más alta en siete años.

 “El problema es que, como en todos los países, es el canal B, no el principal, que es el mercado interno. Argentina está sobreviviendo gracias a que la exportación empuja; si se ablanda, van a morir más empresas. Por el lado doméstico no parece haber posibilidades de que mejore nada: hay que rogar que no haya problemas en China, Brasil o Argelia, por solo mencionar algunos de los principales importadores de lácteos argentinos”, subraya. Para Felippa, es cierto que las ventas externas son un factor que amortigua la crisis, pero advierte que tiene un efecto acotado.  “Sólo 20 por ciento de la leche se exporta, y de eso sólo la mitad es leche en polvo. Incluso, por ejemplo, si bajaran las retenciones podría ser un problema, porque si no se eliminan los precios máximos dejaría en desventaja a las pymes que atienden el mercado local versus las exportadoras”, aclara.

Favio Ré
Agro Voz

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