Tras la quita por retenciones y el desdoblamiento cambiario, al campo llega el 37 por ciento del valor real de los granos.

Ayer en Chicago la soja tocó los 515 dólares por tonelada alentada por las expectativas de un nuevo reporte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) que recortaría las estimaciones de stock y alertaría sobre las malas condiciones climáticas que sufre la oleaginosa brasilera. En la misma senda está el maíz, que ayer se negoció en el principal mercado de referencia mundial para los granos a 223 dólares por tonelada.

El auge del precio de los granos en el mercado internacional ya no es ninguna novedad por estas pampas, ahora es parte del debate de fondo. El Gobierno, necesitado de dólares para sostener la economía, advirtió sobre una posible suba de retenciones con el argumento de “desacoplar” los precios locales de los alimentos de estos altos valores de los granos.

Antes de que eso suceda, y en la antesala de una nueva reunión entre el Presidente Alberto Fernández y la Mesa de Enlace de entidades agropecuarias, vale la pena repasar la foto actual y entender cuánto de ese valor es efectivamente capturado por los productores.

Según explica en diálogo con Clarín Rural el productor santafesino Carlos Grosso, para calcular el valor global de la soja en pesos hay que multiplicar los 515 dólares que vale en Chicago por los 152 pesos que vale el dólar libre, lo que arroja un valor de 78.000 pesos por tonelada. Pero el precio al que puede acceder hoy un productor argentino por la soja es de 29.000 pesos por tonelada, ya que el valor de mercado en el puerto de Rosario, por efecto de las retenciones del 33 por ciento, es de 350 dólares por tonelada, y al productor se lo pagan al valor del dólar oficial, de 88 pesos.

Hoy a los productores nos llega el 37 por ciento del valor real de la soja, y del maíz nos llega el 50 por ciento. El resto se lo queda el Gobierno. Con eso tenés que cubrir todos los costos de producción y aproximadamente un 7 por ciento entre flete y gastos de comercialización (estando a 200 kilómetros del puerto). Y si aun así lográs ganar plata, tenés que pagar impuesto a las ganancias”, detalla Grosso, y agrega: “Creo que es un grave error seguir metiendo retenciones porque en muchas zonas va a dejar de ser negocio producir e invertir en tecnología”.

El productor santafesino explica que los costos de la producción agrícola no son fijos como los de otras industrias ya que se trabaja con procesos biológicos, se depende del clima, de la distancia a los puertos, de la aptitud de la tierra y de otros imponderables, y apela a una metáfora clara para ilustrar el efecto que para él tiene la política de retenciones. “Si vos tenés un gran estadio tal vez te conviene poner la entrada barata para llenarlo y vas a recaudar más que si ponés la entrada cara y te quedan vacías las plateas más lejanas al escenario”, dice Grosso.

Lucas Villamil
Clarín