22/12/2021 – Delincuentes se llevaron esos animales de un establecimiento en Santos Unzué, en Nueve de Julio.

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La seguidilla de diversos delitos rurales en los últimos tiempos en la provincia de Buenos Aires puso en alerta al campo. Ahora, un nuevo hecho golpeó al partido de Nueve de julio. A los Mujica, una familia de productores de la localidad de Santos Unzué, de ese distrito, les robaron 13 novillos de más de 300 kilos durante el último fin de semana.

“Se llevaron justo los trece que teníamos listos para la venta; estimamos una pérdida de un millón de pesos”, se lamentó Francisco Mujica, productor agropecuario hijo del propietario del campo, quien lleva su mismo nombre.

El sábado pasado, Francisco viajó al campo junto a su padre para trabajar con los animales. Los dos estuvieron durante el mediodía en los corrales a la vera de uno de los caminos rurales, ubicados a 100 metros de feedlot. Fue el último lugar en donde vieron a todos los animales.

“Antes de subirnos a la camioneta hicimos un relevamiento, contamos a todos los que estaban en engorde y no faltaba ninguno. Eran 43, trece de los cuales estaban casi listos para vender, los otros eran más chicos”, comentó.

Cerca de las 7 del último lunes, su padre regresó a las instalaciones rurales. Le llamó la atención que en el feedlot, el lugar en donde deberían haber estado los animales, no había nada, estaba vacío. “Se paró arriba de la camioneta y vio dentro del campo un grupo de animales, se quedó tranquilo pensando que estaban todos ahí y se puso a hacer otras cosas”, indicó.

Antes de volverse, al igual que de costumbre, los fue a buscar para encerrarlos en donde están los silos con maíz para que sigan comiendo, pero mientras los arreaba advirtió que el ganado estaba incompleto. “Los encerró a todos en los corrales, los contó y faltaban trece, los trece que estaban a punto para la venta”, contó Francisco hijo.

“Evidentemente sabían, los estaban buscando porque los eligieron perfectamente. Además, trece animales de ese tamaño es lo que entra en un chasis de un camión”, precisó.

Los delincuentes no dejaron rastros. El productor se comunicó con la patrulla rural de la zona, que se hizo presente en el sitio. Los efectivos revisaron el lugar, sacaron fotos y recorrieron la zona para preguntar si alguien había visto algo.

Como es época de cosecha, hay gente trabajando en los campos de la zona. Unos vecinos vieron un camión que circulaba con las luces apagadas a la noche con una camioneta que lo seguía. Sin embargo, esta pista fue descartada porque la patrulla identificó el camión y se trataba de un camión cerealero.

No entendemos bien cómo hicieron porque para elegir los trece más gordos tienen que haber encerrado en los corrales y no hay huellas. Tampoco las tranqueras estaban ni rotas ni violentadas. Es como si hubiesen entrado como si nada, cargado de alguna manera y se los llevaron”, dijo.

“Como hubo luna llena es más fácil poder trabajar porque es casi como si fuese de día; la pregunta es dónde hicieron la selección de los animales porque a campo abierto es muy difícil separar justo los trece animales que querían. Es muy raro”, reflexionó.

Se trata de la primera vez que la familia es víctima de un robo en el campo. En la zona el productor solo recuerda un hecho similar. “En invierno a un vecino le abrieron el alambrado y se llevaron los animales caminando. Como se les escaparon quedaron sueltos en la ruta y se produjo un accidente”, señaló.

Francisco inció que empezaron hace cuatro años con el feedlot. Allí también tienen un campo de cría y los terneros que nacen ahí, cuando pesan aproximadamente 200 kilos, los trasladan al feedlot. Reciben maíz que producen en otro establecimiento para engordarlos hasta 300 kilos, el peso en el que se faenan para la venta.

Pilar Vazquez
La Nación