01/06/2022 – A más de cuatro meses de las promesas, mientras se discute un aumento de retenciones, los créditos no llegan.

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El 15 de enero, en medio de la semana más compleja de la sequía en el centro del país, con temperaturas que treparon hasta los 45 grados en los termómetros y secaron plantas de maíz, soja, pasturas y hasta mataron animales, el Ministro de Agricultura de la Nación, Julián Domínguez, decía: “En el campo la ayuda que llega tarde no sirve”.

Como profecía autocumplida, Domínguez parecía saber que la intención de instrumentar auxilios a los productores no iban a llegar, aunque en ese momento creía que “en unas semanas” iban a estar operativos.

A más de cuatro meses de eso, cuando la cosecha levantó todo y ahora se aguarda por algo de humedad en los perfiles para poder sembrar y producir durante el invierno, Agrofy News volvió a uno de los campos en donde la comitiva oficial prometía ayudas. Por ese entonce el Ministro se enojaba cuando se le consultaba por qué siempre se debatían las mismas medidas (que hasta ahora generan controversias en el mismo Gobierno) como es el caso del aumento de retenciones.

Después de seis días grises, en Presidente Roca, en el centro-oeste santafesino salió el sol durante el fin de semana y ahí estaba Diego Sara, preparando la sembradora y controlando las bolsas de semilla para ver si esta semana iba a poder empezar a probar su suerte en medio de una segunda fase seca consecutiva.

“No terminamos de arreglar una sequía y ya tenemos otra”, comenta mientras pisa la tierra que a simple vista demuestra que le falta humedad y sin pronósticos de precipitaciones para las próximas dos semanas. Los 0,8 milímetros que cayeron dias atrás ya se esfumaron.

“Tenemos que volver a evaluarlo, pero el Ingeniero que me ayuda en el campo no quiere sembrar todavía, ni hacer ningún tratamiento previo para no seguir perdiendo, porque no hay perfil ni perspectiva de lluvia. A pesar de eso hay gente que se está arriesgando”, cuenta en diálogo con Agrofy News.

“Acá, cuando levanté la soja, tuve sectores de 2.500 kilos, pero también de 800”, agrega. Con un maíz de segunda a punto de cosechar, ya resembró la alfalfa que sin lluvias sigue mostrando manchones en el lote y manejando los rollos para poder alimentar bien a la recría que está en el campo de al lado.

“Si uno le hace caso al clima no deberíamos sembrar, además de todo lo que viene para adelante con el Gobierno planteando todo el tiempo el aumento de retenciones”, describe al comentar una situación que alcanza a la mayoría de los productores.

Diego Sara fue presidente de la filial local de Federación Agraria Argentina, que había surgido en julio de 2008 en plena contienda por la 125. Actualmente es tesorero de la entidad gremial de la zona.

Durante el verano recibió en el Establecimiento Don Angel al ministro de Agricultura, Julián Domínguez, al gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, y al ministro de la Producción de Santa Fe, Daniel Costamagna. Ahí mismo, abajo del galpón donde duerme el tractor, Sara les anticipaba que las ayudas no iban a llegar a tiempo, que las pérdidas iban a ser enormes y que los productores están cada vez más disconformes con las políticas. El tiempo le siguió dando la razón.

Con los meses transcurridos, este mismo productor comenta: “La conclusión es que es siempre la misma historia, la política hace promesas para mostrarse, es fulbito para la tribuna propia”.

Domínguez recorrió los campos de Santa Fe durante enero.

Diego presentó todos los papeles en los dos trámites que permite Santa Fe para el acceso a ayudas, en las asociaciones para el Desarrollo y ante el gobierno provincial, con certificado de emergencia y con lo extenso y engorroso que es el trámite. En ninguno de los dos lugares se sabe cuándo estarán disponibles los créditos.

En Presidente Roca solo cinco productores completaron el trámite y esa baja proporción se reproduce en toda la provincia, por lo engorroso del proceso, a partir de lo cual Santa Fe busca promover las estrategias económicas de auxilio para que sean más los que las aprovechan.

De una idea original extraoficial de pedir a la Nación seis mil millones de pesos, son mil millones los que llegaron de un fondo de emergencia agropecuaria que no fue formalizado, pero que habría subido de 500 millones de pesos a 12.500.

Tarde y exiguo

Días atrás estuvieron en la Sociedad Rural de Rafaela funcionarios del Ministerio de la Producción con el objetivo de promover las líneas de crédito disponibles. 

María Eugenia Carrizo, secretaria de Agroalimentos, explicó que para los productores que han sido afectados por la emergencia agropecuaria, que fue declarada este año que con mil millones de pesos que aporta el gobierno nacional, hay tres instancias para recomponer el capital de trabajo con créditos a tasa cero sin interés y un año de gracia. Este crédito es de hasta un millón de pesos por productor que tenga el certificado de emergencia.

Hay otra línea sin certificado requerido, para prevención de riesgo, que tiene relación con inversiones en las unidades productivas o inversión en maquinarias, con similares condiciones que la anterior y por un millón de pesos.

Finalmente, hay disponibles aportes no reintegrables, subsidios para la compra de árboles, con montos de hasta 150 mil pesos por productor, en relación a hectáreas y cabezas de ganado.

Además, durante el encuentro se exhibieron las líneas vinculadas al Banco Nación y al Consejo Federal de Inversiones.

En diálogo con Agrofy News, Carrrizo sostuvo: “La línea de recomposición productiva, que apunta a capital de trabajo y es para quienes tienen certificado, estamos adjudicando más de un 50 por ciento ya el monto total que es de 200 millones de pesos. En el tema de la prevención, estamos más abajo, por eso seguimos invitando a los productores a que se sumen, porque todavía hay cupo disponible, que en total es de 750 millones de pesos”.

Sumado a lo complejo del proceso de solitud y a la demora en la llegada de los fondos, Diego Sara expone algo muy significativo, que es el monto exiguo que se ofrece para enfrentar pérdidas históricas.

“Ponele que con un millón de pesos llegás a comprar 30 mil kilos de maíz, teniendo en cuenta que como condición se pusieron 400 cabezas de ganado, a cinco kilos por cabeza, esa ayuda alcanza sólo para 15 días”.

En un contexto de inflación sin control, de desacople cambiario y de suba de precios internacionales para todos los insumos, además de las faltantes que existen en algunos productos puntuales, un millón de pesos se diluyen de inmediato en la planificación de una unidad productiva que sigue perdiendo más allá de la ola de calor y que las lluvias del final del verano no lograron reestructurar.

“Si vos necesitás recomponer a los animales para poder venderlos, lo necesario son tres meses de ayuda, por eso siempre tenemos que seguir solos”, reconoció el productor junto a la sembradora.

“Ellos o nosotros”

En su momento, por las redes sociales, Diego Sara recibió muchas recriminaciones de sus pares por haber abierto las tranqueras a la comitiva oficial. 

Respondiendo con criterio y hoy mirándolo a la distancia entiende que “es una cuestión que no tiene marcha atrás, desde 2008 no hay retorno, son ellos o nosotros para el productor agropecuario que ya no acepta el diálogo con la política. Pero si no te ponés a hablar con esta gente y no les presentas los problemas a quienes hoy están en los lugares de decisión, a quienes cumplen la función de decidir sin importar quien sea, ¿qué podemos hacer? Eso no quiere decir que uno convalide la gestión del Gobierno actual, sino todo lo contrario”.

“La realidad es que el productor agropecuario promedio no acepta que un dirigente dialogue con el Gobierno de turno, con el que sea. Hoy parece que la postura es ir siempre al choque. Entiendo que haya motivos, pero las cosas no se soluciona así, hay que ser más inteligentes”, concluye.

Agrofy News