15/02/2022 – Desde Rosgan no descartan un retrasa en la recuperación de la producción.

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La sequía atraviesa a gran parte del país y en muchos casos las lluvias de enero no alcanzaron a paliar la situación. Por otra parte, se destacan los incendios en el NEA y NOA que complejizan el escenario. 

Este contexto impacta en el producto desde dos realidades, según Rosgan: la de aquellos criadores que tienen la posibilidad de salir a buscar otros campos y mover rápidamente la hacienda para evitar mayor mortandad y la de otros, de menor escala y recursos, cuyo destino indefectiblemente será liquidar o incluso, en los casos más extremos dejar morir los animales en el campo ante la falta total de asistencia concreta frente a semejante emergencia. 

“En varias zonas ya se habla de la peor seca de la historia. Sin embargo, todos recordamos la seca de los años 2008/09 y el duro golpe que significó para el stock ganadero nacional no solo para aquel ciclo sino también para sucesivos como consecuencia de múltiples factores que comienzan a desencadenarse a partir de este tipo de eventos”, comentó el informe de Rosgan.

En este sentido, señalaron que ante estos eventos se observa un mayor impacto a largo plazo que genera una mayor presión de liquidación sobre las hembras. El Rosgan explicó que los datos de faena del mes de enero aún no muestran indicadores de alerta en este sentido, puesto que la faena de vacas estacionalmente sigue siendo baja. Sin embargo, remarcaron que ya es posible observar una leve tendencia al crecimiento, que podría acelerarse en los próximos meses. 

“Por el momento están saliendo anticipadamente las recrías que no se están pudiendo terminar. En efecto las categorías que prácticamente se mantuvieron sin cambios durante enero, en un contexto de menor faena general fueron precisamente novillitos y vaquillonas, donde las salidas en muchos casos fueron producto de procesos de recría acortados”, detalló el informe. 

Al mismo tiempo, comentaron que probablemente a partir de los números de febrero y marzo se vea una mayor proporción de vacas saliendo de los campos con destino a faena e incluso vaquillonas que no ingresarían como reposición. Las pérdidas pueden dejar a los productores sin liquidez y obligarlos a desprenderse de parte de la hacienda como herramienta para generar los recursos financieros que no estarían ingresando por producción. 

“Sabemos que el efecto de esta seca sin dudas ha afectado los porcentajes de preñez logrados durante el actual ciclo, algo que recién impactará en la zafra de terneros del próximo año, en 2023”, comentó Rosgan. Al mismo tiempo, señalaron que el segundo gran golpe dependerá del grado de liquidación de hembras de este año, ya que se condicionará la cantidad de vientres que lleguen a servicios 2022, las pariciones 2023 y, por ende, la posterior zafra 2024. “Una sucesión de eventos que comenzarán a desencadenarse en función de lo que se observe en materia de liquidación en los próximos meses”, concluyeron desde Rosgan.

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