13/09/2021 – Se recuperaron los precios pagados a los productores y se estabilizó el costo de los insumos, estos factores permitirán transitar la primavera en mejores condiciones.

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Las empresas tamberas venían en una situación crítica durante el primer semestre de 2020, al recibir precios que generaban ingresos por debajo de los costos de producción. A partir de septiembre comenzó un proceso ininterrumpido de recuperación de valores que les devuelve rentabilidad, pero que debería prolongarse varios meses más para sanear los pasivos de los empresarios.

Como consecuencia de lo anterior, en julio de 2021 se verificó un aumento del 3,5% de la producción de leche respecto de igual mes de 2020, con posibilidad de que ese proceso continúe durante la primavera. El acumulado en lo que va del año da un plus de 4%. Simultáneamente, es de esperar que los precios de la leche en tranquera copien la inflación o se ubiquen un poco por debajo por lo menos hasta noviembre, según a la evolución del poder adquisitivo de la población.

Mientras tanto, se proyecta estabilidad en los principales costos de producción por dólar oficial con lento ritmo de actualización y precios de los granos que dejaron atrás los picos máximos. Ambas fuerzas -más un buen estado de las vacas- permitirían alcanzar una satisfactoria rentabilidad del negocio lechero los próximos meses, con una combinación de precios recuperados y abundante producción estacional de forraje.

La facturación de los meses primaverales podría ser aprovechada para concretar compras de insumos que se necesitarán más adelante, como alimentos balanceados, por ejemplo. No hay que olvidar que, en un modelo productivo corriente, el 51% del costo de un litro de leche corresponde a la alimentación de las vacas.

Estas son las principales conclusiones de Santiago Moro, especialista en lechería de AZ-Group, en una charla desarrollada en una reciente reunión virtual.

Mejoran las relaciones insumo/producto

Según el Siglea, el precio promedio de la leche pagado en julio de 2021 fue $32,15/l y subió 75,4% comparado con julio de 2020. Este valor se ubica 20,7% por encima del promedio de los últimos cinco años en moneda constante y permite salir de la situación de rentabilidad negativa a los tambos.

De la mano de esta recuperación de ingresos, están mejorando las relaciones insumo/ producto. Moro mostró que la relación leche/grano actual aún se ubica por debajo del promedio histórico, pero mejoró respecto de la situación a fines de 2020, gracias a la estabilidad del precio del maíz y a la suba del valor de la leche. Así, con un litro de leche hoy se pueden comprar 1,7 kg de maíz vs. 1,5kg de noviembre de 2020, mientras que el promedio histórico es 1,9. Un comportamiento similar se observa con el alimento balanceado.

Evolución del precio de la leche en tranquera
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Producción y consumo

La producción lechera argentina está estancada los últimos 20 años, en un rango de 10.000-12.000 de millones de litros. “En los últimos años se observó una reducción del número de tambos, pero manteniendo la cantidad de vacas en 1,6 millones, lo que evidencia un proceso de concentración similar al que se está dando en todo el mundo”, explicó el experto.

La industria procesadora está bastante atomizada y con competencia interna: 23 empresas grandes procesan el 58% de la leche del país, en tanto que el 42% restante es industrializado por usinas con recibo de menos de 250.000 litros diarios.

En 2020, el 75% de la leche producida se volcó al mercado interno, sobre todo a través de autoservicios y supermercados, y el resto o a la exportación. “El consumo por habitante promedio cayó a 191 litros según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina, lejos de los 220 litros de 2014 y 2015. No obstante, sigue estando por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud: 150 litros per cápita”, diferenció el técnico.

¿Se puede exportar más?

La demanda internacional recién está saliendo de los efectos de la pandemia; solo China creció significativamente en el mercado en 2021. No obstante, en los próximos meses se espera una recuperación económica de los principales importadores mundiales (Rusia, Arabia Saudita, México, Japón, Argelia) y sostenimiento del consumo de leche en polvo y lácteos.

La oferta está representada principalmente por Nueva Zelanda (28% del total del comercio); Unión Europea (25%); Estados Unidos (15%) y Australia (5%). La Argentina alcanza solo el 2%. “En 2021, Nueva Zelanda, Australia y la Unión Europea están levemente por encima de los promedios en sus producciones, pero eso no significa que abunde la leche en el mundo”, relativizó Moro.

El principal producto exportado, la leche en polvo entera, cotiza a US$3550/t, luego de haber alcanzado un pico de US$4300 a principios de año. Históricamente este producto se mueve en un rango de US$2200-3000 por tonelada, lo que indica que las actuales cotizaciones son atractivas y se espera que se mantengan en los próximos meses.

En la Argentina, la exportación muestra un comportamiento irregular a lo largo de los años; cuando la producción aumenta, ubica saldos en el exterior, con negocios puntuales. En los primeros seis meses de 2021, la industria exportó 19% más en volumen que en 2020.

Los principales destinos fueron Brasil, Argelia y China, que reunieron el 65% de los embarques. Se exporta principalmente leche en polvo; los quesos, la caseína y otros productos alcanzan menores volúmenes. Este aumento de la exportación fue uno de los factores que permitió el incremento del precio al productor.

Hay oportunidades para crecer en exportación aprovechando los siguientes destinos

– Mercosur: se puede seguir abastecimiento a Brasil, pero simultáneamente habría que buscar otros mercados que, por ventajas competitivas, pueden ser atractivos para el sector. Por ejemplo, tratar de posicionar en Bolivia que compra lácteos a Perú.

– Costa oeste de África: varios países de la región están expandiendo su PBI y surge más demanda de lácteos por parte de las clases bajas. La cercanía de continentes ayuda: el viaje de la Argentina al sur de África requiere 10 días versus 20 días desde Nueva Zelanda.

– Unión Europea: desde 2019 hay un acuerdo que aún no está operativo y es un destino con restricciones a las importaciones. No obstante, si se concretara la baja gradual de aranceles, las industrias argentinas más competitivas podrían llegar a ese bloque.

Conclusiones

El negocio lechero ha entrado en una etapa positiva luego de mucho tiempo de números en rojo. La situación de bonanza podría proyectarse a los meses de primavera, apoyada en el buen estado de las vacas, perspectivas de mayor producción de forraje y precios que seguirían permitiendo buenas relaciones insumo/producto.

“La exportación argentina no debería ser de saldos ocasionales, sino una industria que tenga como objetivo embarques estables y que asegure continuidad a los compradores. Para aumentar su volumen, tendría que conquistar nuevos destinos y así podría trasladar nuevos precios a los productores primarios”, señaló Moro en la parte final de la reunión de AZ- Group.

La Nación