12/01/2022 – En varias regiones productivas las temperaturas superan los 40 grados. Un médico veterinario repasa algunas claves: sombra y agua de calidad y en cantidad no se negocian. Pero también hay que ajustar dietas y horarios de ingesta.
Esta semana se pronostican días de calor intenso. Los médicos recomiendan aumentar la ingesta de líquidos para mantenerse hidratados, no exponerse al sol, reducir la actividad física y evitar comidas en abundancia. ¿Y qué recomiendan los veterinarios?
“La sombra y el agua en cantidad y calidad no se negocian y hay que tener cuidado con la ingesta de algunos forrajes”, así lo advirtió en diálogo con Clarín Rural Leandro Abdelhadi, médico veterinario, asesor en nutrición en planteos de carne y leche, además de productor.
“Lo primero que hay que saber es que la vaca, al igual que nosotros en un día de mucho calor en la playa, necesita sombra y algo fresco en la conservadora”, disparó Abdelhadi. Y agregó: “El agua tiene que estar en cantidad y calidad, y cuando hablamos de calidad no sólo hablamos de composición fisicoquímica del agua, sino también de la temperatura; porque igual que a nosotros, al animal, le gusta fresca”.
“Un animal consume entre un 8 y un 10% de su peso en agua por día, pero la temperatura puede implicar que duplique ese consumo”, indicó Abdelhadi. Entonces, con un agua a 15 grados, un animal de 400 kilos consume unos 35 litros/día, pero si el agua está a 30 grados va a necesitar más de 60 litros.
Una de las claves para tener agua fresca es trabajar en los tanques, en los reservorios. “Tienen que ser profundos porque siempre el primer metro de agua está más caliente que el esto, entonces, en un tanque de 1,40 metros de profundidad, tenés menos posibilidades de asegurar agua fresca, en cambio si lo haces de 2,80 metros la cosa cambia”, se explayó Abdelhadi, para quien es mejor tener tanques más chicos y profundos que más grandes y “playos”.
Hay que saber, según Abdelhadi, que el estrés calórico requiere de dos variables: temperatura y humedad relativa ambiente (HR). “Puede haber 32 grados sin tanta humedad y no hay riesgo de estrés; pero podés tener 26-28 grados y más de 40-50% de humedad y vas a estar en problemas”.
¿Cómo saber si un animal está sufriendo estrés por calor? La frecuencia respiratoria es clave: Normalmente tienen 20 por minuto, cuando están estresados pueden aumentar hasta 100.
Clave 1: estado corporal
“Con el diario del lunes en la mano, uno diría que es preferible que el animal esté más bien en una situación no excedida en condición corporal; o sea algún punto abajo cosa que vaya ganando condición en la medida que vamos avanzando en la etapa productiva”, explicó Abdelhadi.
Entonces, en el caso de la cría si voy ganando en condición corporal todo lo que tiene que ver con el metabolismo reproductivo va a funcionar mejor. “Ahora bien, si de golpe empiezo a perder condición corporal, todo lo que tiene que ver con la reproducción se frena, lo mismo que la ganancia de peso en un planteo de recría”, explicó el veterinario.
¿Por qué se da esto? “Porque un animal que es sometido a estrés baja el consumo en busca de atenuar la producción de calor, no nos olvidemos que los rumiantes son una ´cuba de fermentación´, y más de la mitad de la energía que se consume se libera como calor”, contó Abdelhadi.
Además, en las vacas que buscan ser preñadas, “cuando el animal empieza a quemar grasas para seguir sosteniendo el metabolismo energético, porque lo que no come de algún lado tiene que salir, la circulación de ácidos grasos libres en sangre genera un feedback negativo que le dice al sistema reproductivo ´mirá que no estamos para tomar un crédito a nueve meses preñándonos, más vale esperemos´, entonces se afecta la preñez”.
¿Cuál es la buena noticia casi en mitad de enero? Que, en general, los rodeos están en la etapa final del servicio en este momento y a lo sumo afectará preñeces “cola”.
Clave 2: menos fermentables
Un animal de terminación en una situación de estas características está complicado porque necesita un ritmo de ganancia de peso y una dieta para engrasarse que magnifica todo lo que tiene que ver con el estrés calórico.
“Lo que debería hacerse es trabajar con dietas menos fermentables, menos nutrientes que se degraden en rumen y más nutrientes pasantes”, anticipó Abdelhadi. Y agregó: “En lechería se usa, por ejemplo, grasa bypass que es una fuente de energía que se pone en el intestino, entonces no genera un calor adicional y sí pone energía de rápida disponibilidad en un lugar donde el animal la puede absorber fácilmente”.
Clave 3: Ojo con sorgo y alfalfa
“En este escenario en el que el animal está todo el día tratando de paliar el estrés calórico, buscando sombra y agua fresca, y consumiendo muy poco en las horas de luz y calor; hay que tratar de ofrecerles la mayor cantidad y calidad de comida en las horas en que puedan aprovecharla mejor. Quizás debamos cambiar los horarios de suministro en los corrales, lo mismo que en el caso de pastoreos (por ejemplo ofreciendo acceso a nuevos lotes y recursos en horas frescas, primeras de la mañana y las últimas de la tarde)”, resumió Abdelhadi.
Pero hay particularidades en los dos recursos forrajeros “estrella” del verano: Alfalfas y sorgos. En el caso del sorgo (también maíz) hay dos situaciones que atender: presencia de ácido cianhídrico o intoxicación por nitratos.
“En el caso del ácido cianhídrico, hay que saber que los sorgos, principalmente los graníferos, por debajo de los 40 centímetros tienen una toxina (glucósidos cianogenéticos) y una enzima (beta glucosidasa), que cuando es comida por el animal libera ácido cianhídrico que al ingresar al rumen si allí no hay azufre se bloquea la respiración celular y empieza a faltar oxigenación en los tejidos del animal”, explicó Abdelhadi.
Por eso, en dietas de este tipo es importante suministrarle azufre en forma de sales o en el agua, porque la combinación con azufre permite que se libere por orina sin problemas. El síntoma es un animal con la lengua afuera, babeando y jadeando.
Otra cuestión de intoxicación a tener en cuenta es por presencia de nitratos.
Sucede cuando se manda animales a pastorear maíces o sorgos sembrados para grano, que fueron fertilizados, pero finalmente no serán cosechados. “Cuando se corta el agua el cultivo se queda sin crecimiento y ese nitrógeno que captó la planta no puede transformarlo y queda almacenado como nitrato, que está más concentrado en la parte baja de la planta, entonces, cuando entrás a esos lotes ves animales con un cuadro similar al de intoxicación con cianhídrico, pero respirando olor a podrido”, contó Abdelhadi. “En el caso de intoxicación con nitrato se inyecta azul de metileno para permitir que la hemoglobina vuelva a su estado normal, en el caso del ácido cianhídrico hay que incorporar a la dieta 0,5% de azufre o bien a través del agua”, explicó Abdelhadi.
“En el caso de la alfalfa, se trata de ofrecer en horas del día lo más caliente posible para dar un forraje deshidratado, pre marchito, que tiene menos riesgo de generar un potencial timpanismo que se daría con un forraje con más agua, más frío, pastoreado durante horas tempranas, donde además del agua interna puede tener rocío; todo favorece la generación de una espuma más estable”, explicó el veterinario.
Con la alfalfa, también sucede qué si se suministra en horas tempranas, todavía no ha recibido la radiación suficiente para recuperar los azúcares que perdió durante la noche (ya que usa azúcares para calefaccionarse en la noche). “Entonces por la mañana la planta tiene menos azúcares y eso en rumen genera que los excedentes proteicos que se liberan cuando el animal mastica no puedan ser captados por bacterias, entonces esa proteína que queda dando vueltas en el contenido ruminal pasa a formar parte junto a lípidos de la pared de una burbuja que engloba el gas y acentúa el riesgo de timpanismo”, dijo Abdelhadi.
“El gas encapsulado en burbujas no se puede eructar, ya que solo el gas libre puede ser captado por receptores en el techo del rumen y asi desencadenar el reflejo de eructación; por ende si lo que toca el receptor es la pared de una burbuja lipoproteica, el animal no puede eructar, empieza a hincharse hasta que tiene una compresión tal del diafragma que le genera una insuficiencia respiratoria y potencial muerte”.
Por ello ingresar a nuevas parcelas por la tarde, en lo posible reduciendo posibilidades de selección (la hoja es lo más peligroso), con animales llenos y siempre observarlos unos 20-30’ y en caso de timpanismo tener a mano algún producto de dosificación oral (en general carminativo), que rompa la pared de la burbuja ayudaría; cerró Abdelhadi.
Juan I. Martínez Dodda
Clarín