03/03/2022 – Sin pasto suficiente o directamente sin nada de este recurso en los campos, los productores anticipan la comercialización; la provincia podría sufrir una merma de su stock total de entre un 20 y un 30%.

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Corrientes atraviesa una de las crisis ambientales y productivas más terribles de su historia producto de la sequía y los incendios que azotaron a más del 11% del territorio provincial. Son 934.238 las hectáreas quemadas hasta el viernes pasado, según el INTA Corrientes. Como consecuencia de esto, los productores se están viendo forzados a vender su hacienda para aliviar los campos y porque no tienen con qué alimentarla.

En diálogo con LA NACION, Francisco Velar, productor y director de la Sociedad Rural Argentina (SRA) en Corrientes, explicó que la situación de la provincia es “gravísima” no solamente por los incendios, sino también por la crudeza de la sequía, que se extendió en el tiempo y dejó a los campos sin forraje ni alimento para los animales.

Los productores están en el medio de la crisis obligados a tomar decisiones empresariales para evitar perjuicios mayores a los ya sufridos. Una de esas herramientas son los traslados de hacienda o las ventas forzosas”, dijo.

Según detalló el dirigente, la provincia podría ver reducido entre un 20 y un 30% su stock ganadero que hoy ronda las 4,66 millones de cabezas. Esto sucedería vía las ventas forzadas o la mortandad que se presentaría entrado el invierno. Un informe del INTA Corrientes-Sombrerito recomienda “reducir lo antes posible como mínimo 30% la cantidad de animales en el campo”.

Velar explicó que los productores venden los terneros que destetan de las vacas a un menor peso de lo habitual. “No pueden esperar con el ternero al pie de la madre a que incorporen kilos; los están comercializando”, indicó. En este contexto, reciben un menor precio por un producto con inferior cantidad de kilos.

Las llamas ya consumieron más de 930.000 hectáreas
Las llamas ya consumieron más de 930.000 hectáreas

Además, los productores se desprenden de la vaca que no está preñada. “Es un vientre que ya no se preñó y va a costar muchísimo mantener todo el invierno; entonces, también están reduciendo su matriz productiva, que es la fábrica de terneros, dando prioridad a la vaca que sí está preñada”.

“Las consecuencias de este desastre se van a ver reflejadas no solamente este año, con menores kilos y con menor cantidad de terneros nacidos, sino también en los próximos ejercicios”, comentó.

Sin focos activos ahora en la provincia, según Velar los productores concentran sus energías en recuperar la hacienda mezclada porque se quemaron los alambrados. “Hay animales distribuidos por todos los campos”, dijo. Apuntó que se trabaja para que la hacienda no se muera de sed porque hay “muy poca capacidad de infraestructura para dar de beber”.

El viernes pasado, Alberto Fernández visitó Corrientes. Para Velar, a pesar de que ayer en la inauguración de las sesiones ordinarias “hubo un olvido por parte del presidente” respecto de la provincia, la expectativa es “que no se olvide de bajar la ayuda que prometió al gobernador”.

En diálogo con LA NACION, Pablo Sánchez, presidente de la Asociación de Sociedades Rurales de Corrientes, dijo: “La situación actual obliga a ventas extraordinarias, los productores se desprenden de animales que no tenían la intención de comercializar. De lo contrario, si no bajan la carga de los campos corren el riesgo de quedarse sin alimento durante el invierno”.

“Tienen que vender porque, si no se desprenden de la hacienda, van a tener un invierno mucho más complicado”, indicó el dirigente rural.

Una situación más extrema sufren los productores cuyos campos fueron totalmente afectados por las llamas. “Ellos directamente no tienen con qué darles de comer, tienen que vender todo”, afirmó.

Para Sánchez, las lluvias de los últimos días “no han sido uniformes”. Precisó: “Hay lugares que ha llovido bien y otros muy poco, casi nada. Es decir, la situación en algunas zonas comienza a revertirse, en otras falta mucho y en un par de días vamos a estar expuestos porque no hay humedad”.

“Acá hacen falta no menos de 100 milímetros para hablar de que esto empieza a revertirse. De lo contrario, estamos lejos de que esto cambie. Podrían no darse más incendios, pero la situación es crítica; el déficit hídrico es demasiado grande”, concluyó.

Pilar Vazquez
La Nación