03/06/2022 – El dato se desprende de un estudio de la Bolsa de Rosario que fue presentado este jueves en Agroactiva y que analiza el impacto de la pandemia y la guerra.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) aprovechó Agroactiva para presentar un informe sobre el impacto que la pandemia por el Covid-19 y la Guerra entre Rusia y Ucrania tiene sobre los fletes internacionales. Para el agro argentino, en particular, el incremento de los fletes significa un sobrecosto de USD 1.800 millones para exportar su cosecha gruesa, específicamente soja, maíz y sus subproductos.
“Actualmente más del 10% de los buques de carga del mundo se encuentran atascados frente a las costas de China. Esta menor disponibilidad de buques en el mundo, sumado a la fuerte suba del precio del petróleo luego de que estallara el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha impactado fuertemente en los costos de los fletes; impactando con más fuerza en Argentina que en otros países competidores como Brasil y Estados Unidos por la distancia que deben recorrer los buques”, señalaron desde la Bolsa.
El costo de embarcar granos y derivados es actualmente hasta US$ 10 /t más caro que desde Estados Unidos y Brasil según el destino. Además, comparando con el año pasado hasta estas alturas del año, el costo del flete se incrementó entre un 50 y un 100%, dependiendo del destino. Ponderando por cuánta mercadería se envía a cada una de las regiones, el costo por embarcar este año es de US$ 68 /t, cuando el año pasado (un año en el que el costo del flete ya era elevado por las complicaciones que supuso la pandemia) era de US$ 41 /t. Es decir, un 63% más.
“Por ello, de acuerdo con lo proyectado a embarcar en esta campaña, de mantenerse estos costos de fletes de carga a granel tendríamos un sobrecosto para exportar de casi US$ 1.850 millones. Lo que el año previo hubiera requerido alrededor de US$ 2.900 millones, este año sería de US$ 4.800 millones“, aseguraron desde la Bolsa.
Adicionalmente, el aumento de los fletes implica para Argentina un mayor costo para importar. El flete de las importaciones argentinas ha crecido un 43% interanual en promedio, con el grueso de las subas explicado por el costo logístico desde China, que creció más de un 300% en 2 años (traer una tonelada de China costaba cerca de US$ 150 hace dos años, mientras hoy cuesta cerca de US$ 600). Como consecuencia, importar los crecientes volúmenes de bienes y servicios hacia la Argentina costará US$ 1.217 millones adicionales.
Este marco de alzas de costos resulta complejo para unas reservas internacionales que ya se encuentran presionadas. Si bien los términos de intercambio se están fortaleciendo (es decir, los precios de exportación crecen por encima de los precios de importación), las cantidades importadas están creciendo cómodamente por encima de las exportaciones. Las toneladas exportadas crecieron un 3,2% a nivel interanual en el primer trimestre de 2022, mientras las cantidades importadas mostraron una suba superior al 20,2%.
El deterioro del superávit comercial que se viene observando se explica fundamentalmente por esta fuerte demanda de importaciones. El saldo comercial en los primeros cuatro meses del año acumuló un neto positivo US$ 2.830 millones, pero casi un 30% menos que el año pasado. Tocando un mínimo que no se observaba desde el déficit comercial de 2018, se sigue atentamente la evolución mensual de este indicador para los meses venideros, considerando que volverá a verse un importante volumen de divisas recién en diciembre de este año, al iniciarse la cosecha fina. Un contexto de más importaciones, que encima son más caras de importar, complejiza la situación.
Volviendo la mirada al contexto internacional y pensando a futuro, el shock de oferta ocasionado por las interrupciones transitorias en las cadenas de suministro y el aumento del costo de fletes e insumos básicos, para peor, llega en medio de una aceleración inflacionaria global a raíz de las políticas monetarias expansivas aplicadas por los países centrales en el intento de paliar la crisis económica y social causada por la pandemia.
“Los esfuerzos para salir de la recesión, provocados por la cuarentena de COVID-19, y los problemas en las cadenas de suministro global generaron un incremento en la inflación mundial que podría extenderse en el tiempo. Estamos alcanzando niveles de inflación no vistos en los últimos casi 40 años, con niveles mínimos de desempleo”, advirtieron desde la BCR.
La recuperación de la economía global desde finales del 2020 se explica mayormente por los esfuerzos fiscales y políticas monetarias laxas en el año 2020 y 2021. Al acercarse al pleno empleo, la demanda creciente comenzó a hacer presión sobre una oferta que no se adaptó rápidamente a los cambios, generando dificultades en el abastecimiento global resultando en un incremento en los precios de los commodities y diversos insumos claves para muchas cadenas de suministro.
La invasión a Ucrania, las sanciones económicas a Rusia y la política de COVID-cero en China añadieron dificultades a la oferta global presionando aún más sobre los precios. El aumento en el valor de los fletes marítimos se espera que siga impactando en la inflación de todo 2022. Por otro lado, el incremento en la inflación y el aumento en las tasas de interés podrían disminuir la actividad económica a nivel global, generando un riesgo creciente de estanflación (inflación con caída de la actividad económica).
Agroclave