21/07/2022 – En las últimas ediciones se había instalado un tambo en la muestra, pero esta vez las cabañas no pueden afrontar los costos.

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Tras dos ediciones suspendidas por la pandemia, este jueves arrancó una nueva edición de la Rural de Palermo muy esperada. El público de la ciudad se acercará en masa a ver a los animales de diversas especies y razas provenientes de todo el territorio nacional, pero hay una ausencia importante que llamará la atención: las vacas lecheras. Los típicos pelajes de manchas blancas y negras, tan presentes en el imaginario social, se harán extrañar en la expo por primera vez en cien años.

“El contexto es muy complicado -explicó en diálogo con Clarín Rural el secretario ejecutivo de la Asociación de Criadores de Holando Argentino (ACHA), Mariano Brave-. El costo de llevar vacas lecheras a Palermo es muy alto, sobre todo por la mano de obra. A las vacas hay que ordeñarlas cinco veces por día, se necesitan por lo menos tres personas por vaca”, dijo.

En otras ediciones de la muestra, ACHA, que representa a la raza lechera mayoritaria de la Argentina, resolvió el problema de una manera creativa instalando un tambo modelo en el que los visitantes podían ver desde cerca cómo era el proceso de ordeñe, pero esta vez los números no le cierran al sector lechero para hacer esa inversión. La producción viene de capa caída, con rentabilidad demasiado justa, y esa situación se traslada corriente arriba al mercado de genética.

“La venta de genética cayó bastante en la provincia de Buenos Aires”, afirma Brave, y aclara que aunque los reproductores no vayan a ser de la partida, durante la expo sí se realizará un remate con entre 60 y 80 vaquillonas.

Según explica Brave, en los últimos años se dieron algunos cambios en la configuración de la base genética de la raza, con el cierre o cambio de actividades de algunas cabañas bonaerenses, que por proximidad eran las que solían llevar animales a Palermo. A saber, Estancia La Elisa, de Capitán Sarmiento, una de las grandes, ya no funciona estrictamente como una cabaña sino como un núcleo genético. Lorentor, otra empresa importante del sector, vendió su cabaña, hay otras que ya no van a exposiciones, y otras cabañas más chicas, que tal vez hubiesen estado dispuestas a participar, quedaron un poco solas en la aventura.

Clarín Rural