El consumo de carne vacuna disminuye con el correr de los años y hoy se encuentra en 48,6 kilos per cápita. Si bien la demanda sigue esta tendencia de bajar, en marzo el número superó a los dos años previos.
En este sentido, desde Rosgan de la Bolsa de Comercio de Rosario señalaron: “A pesar de absorber casi tres cuartos de la producción total, el consumo doméstico sigue siendo un saldo aparente que cada vez que baja enciende alarmas sobre las otras dos variables, en especial sobre la exportación”.
En este sentido, se destacó que el menor consumo sigue los lineamientos mundiales de una reducción del consumo. Para analizar el consumo es necesario ver dos variables: producción y exportación.
“Por el lado de la producción, sabemos que el número se encuentra ciertamente estancado desde hace ya varios años. Hasta el 2009/2010 producíamos en promedio unas 275 mil toneladas mensuales, luego caímos a 200 mil, producto de una fuerte liquidación. Es aún hoy que no hemos conseguido recuperar aquella caída, estabilizándonos en una producción de entre 250 y 260 mil toneladas por mes”, aseguraron desde Rosgan.
Por otra parte, la exportación pareciera ser la variable que explica plenamente la caída del consumo. “Históricamente ha sido la variable de ajuste que permitió a los gobiernos sostener el nivel de consumo interno, ocultando el estancamiento productivo en el cual se encasilló al sector por años”, remarcó el informe.
Consumidor argentino
El informe destacó que la demanda local es la que menos cedió en consumo local. Desde Rosgan destacan que la carne tuvo un fuerte aumento en el último año del 74,8 %.
“En 2020, el consumo de carne vacuna en Argentina cayó, en base a estadísticas oficiales, un 2% (1,2kg) respecto de 2019 mientras que, en Uruguay el consumidor cedió un 5% (2,4kg) y en Brasil la contracción alcanzó el 10% anual, equivalente a unos 3kg per cápita”, aseguraron desde Rosgan.
Del informe se desprende que el consumidor argentino es el que mayor cantidad de carne vacuna ingiere anualmente, unos 5 kilos más que el uruguayo y más de 20 kilos por sobre lo consumido en Brasil. También tiene el mayor consumo total de carnes por habitante en comparación a estos países.
“Demuestra que el problema no radica en la escasez sino en la distribución, distorsión que proviene de causas socioeconómicas estructurales, que escapan a la dinámica de un único sector. En concreto, durante el 2020, el consumidor argentino ha absorbido un aumento en el precio de la carne cercano al 75%, contra un 18% que absorbió el consumidor brasilero y un 4% de baja, en el caso de Uruguay. Aun así, fue el que mayor resistencia mostró a reducir su ingesta de carne”, aclaró el informe.
De esta manera, se detalló a la carne como un mercado inelástico. “En definitiva, con un consumo doméstico fuerte, a pesar de su debilidad de compra, y una exportación firme, la tensión entre ambas fuerzas de mercado persistirá en tanto la verdadera variable de ajuste, la producción, no logre crecer de manera sostenida”, concluyeron desde Rosgan.
Agrofy News