08/04/2022 – Se trata del Carbón de la Panoja, cuyas causas, diagnóstico y tratamiento fueron explicados por el fitopatólogo Roberto De Rossi en una reciente jornada de Aapresid.

https://peugeot.pourtauesprit.com.ar/planes

Recientemente se desarrolló una de las habituales jornadas a campo abierto de Aapresid, en esta ocasión en Río Tercero, en la cual un experto fitopatólogo se explayó sobre la reaparición en maíz del Carbón de la Panoja (Sporisorium reilianum f. sp. zeae), una enfermedad que hacía 80 años no se veía en los cultivos del país.

El especialista Roberto De Rossi, de la Universidad Católica de Córdoba, abordó el tema en el campo experimental de la Regional Río Tercero de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), junto a la Red de Manejo de Plagas (REM) y a la Red de Maíz Tardío del Sistema Chacra.

De Rossi indicó que, aparte de lo sorpresivo del Carbón de la Panoja, se registraron casos de Carbón Común del Maíz (Ustilago maydis), ambas a causa de los estreses hídricos y térmicos que sufrió el cultivo, haciendo agallas mayormente en la punta de las espigas.

Según De Rossi, “hacía casi 80 años que no lo veíamos en el país y desde hace dos campañas se ve con mayor frecuencia. La diferencia entre ambos carbones, es que este último afecta directamente la capacidad productiva del cultivo, ya que al momento de la floración, tanto la panoja como la espiga emergen como una masa carbonosa”.

Además, entre las patologías más frecuentes en esta campaña, volvió a posicionarse la Roya (Puccinia sorghi), que afecta principalmente en estados fenológicos tempranos, Tizón (Exserohilum turcicum) y Cercosporiosis (Cercospora zeae-maydis), que son las otras dos enfermedades que vienen ganando terreno en planteos tardíos.

Detección temprana y fungicidas

Para el experto, es clave “caminar los lotes de maíz, dándole al monitoreo la importancia que requiere y evaluar los materiales para una correcta y oportuna toma de decisiones”. Debe prestarse atención a las hojas alrededor de la espiga que son las de mayor importancia. “Estas enfermedades normalmente no se ven porque los monitoreos son deficientes”, advirtió el especialista.

En cuanto a los fungicidas, el fitopatólogo mencionó que “una de las lecciones más importantes es que todos los fungicidas lograron un buen control, lo que muestra que la falla no está en las herramientas sino en la falta de monitoreo. Hay cada vez más fungicidas disponibles con diferentes sitios de acción, que mezclan diferentes ingredientes activos y que están incorporando agentes biológicos, pero que para poder sacarle todo el beneficio que aportan, es prioritario llegar a tiempo. Esto se logra ‘pateando’ el lote, conociendo la genética y estando atentos a las condiciones ambientales que pueden ser predisponentes para algún patógeno en particular”.

BCR News